Salvado el sombrío periodo de las amenazas desamortizadoras del siglo XIX, con el saldo, para este Santuario, del simple abandono y deterioro consiguiente, se entró en una época de reparaciones y mejoras, entre las que destaca, como especialmente simbólica, la espléndida espadaña que recibe y abre las puertas del Santuario a los romeros.
Por ello y porque en una reciente historia del Santuario, se manifiesta la carencia de datos sobre su construcción y, también, porque dentro de dos años se cumplirá su 80° Aniversario, parece oportuno dedicar unas líneas al recuerdo de sus orígenes.
El 26 de diciembre de 1931, presentaba José Mediavilla Rueda el proyecto para su construcción, con plano (el de la figura adjunta), memoria y presupuesto, bajo el título de "Pliego de condiciones para la construcción de una Espadaña según el proyecto que se acompaña así como algunas obras para la conservación de el Santuario de la Virgen del Brezo". Pliego de condiciones que aparece firmado por "El Maestro (de Obras) y autor del proyecto " y rubricado "José Mediavilla ", cuya copia se conserva en el archivo de la documentación que dejó, tras suj muchos años de actividad en la comarca.
En él se especifica que la espadaña "será de hormigón armado con hierro...cemento, piedra caliza y arena... " y se describe como "figurado a piedra de sillería", lo cual se consiguió con gran perfección. Además, se señala que, "A los costados ... se colocarán unas verjas para unir la espadaña con los dos edificios" y añade que "se colocarán las puertas que hoy existen ".
En cuanto a las Obras de conservación, incluye y destaca, "Rebocar la fachada ... que mira a el mediodía ... limpiando todas las juntas de las piedras y... lucido tirolés de cemento... " y, en segundo lugar añade que, como "los muros que están desplomados de la hospedería de la parte del mediodía, es necesario construir tres estribos de piedra...". Igualmente, se proyecta colocar rejillas de protección en diez y ocho ventanales, así como restaurar la puerta de la sacristía.
El presupuesto de la espadaña ascendió a 7.370 pesetas y el del resto de las intervenciones, a 1.604, con lo que el total de la obra se estimó en 8.974 pesetas. Las obras se llevaron a cabo entre los meses de mayo a octubre de 1933, cuando era Capellán del Santuario Don Marcos Santos y en ellas trabajaron, aparte del Maestro de Obra, una cuadrilla de ocho albañiles, compuesta por José Requejo, Avelino Prieto, Esteban Zumaque, Pedro Proaño, Porfirio Macho, Ignacio Cuesta, Cayetano Villalba y Constancio de la Hoz, los cuales ganaban unos jornales que oscilaban entre 0,63 y 1,40 pesetas por hora trabajada. Los moldes para el encofrado de los numerosos y variados bloques, fueron confeccionados en el Taller de Carpintería que poseía el autor del proyecto.
Quienes hayan conocido el antiguo camino que iba desde Aviñante hasta El Brezo, se harán una idea aproximada de los problemas y de los esfuerzos que hubieron de afrontar los, también, ocho carreteros que subieron los materiales de la obra, a razón de 15 pesetas por jornada. Todos ellos debían ser vecinos de Villafría y sus nombres fueron: Francisco Proaño, Eusebio Diez, Aniceto Casares, Pascual Rodríguez e Isidro, Ruperto, Félix y Arsenio Macho.
Seguramente que los romeros del día de San Mateo de ese año, ya pudieron contemplar la espléndida espadaña, que aún hoy admira; pues, a pesar de los casi ochenta años transcurridos y de la dura climatología que reina en el lugar, apenas presenta deterioro alguno y, el visitante no avisado, sigue creyendo que se halla ante una interesante obra de piedra de sillería. Realmente, aquellas gentes que la levantaron, supieron hacer un buen trabajo.
Luis-Manuel Mediavilla de la Gala
