martes, 17 de mayo de 2011

Celebración de la Subida de la Virgen del Brezo 2011

El pasado 8 de año, como es tradicional cada segundo domingo de mayo, tuvo lugar la subida de la Virgen del Brezo. 

Es
probablemente el acto más familiar y entrañable de todos los que se celebran a lo largo del año en el Santuario. Vecinos de la comarca de la Peña y devotos de Nuestra Señora del Brezo se reúnen para dar comienzo un año más a la temporada de peregrinaciones. 

Y lo hacen de una forma sencilla, portando en andas la imagen de la Virgen y rezando el
Viacrucis mientras recorren los más de dos Kilómetros que separan a Villafría de la Peña del Santuario de la Virgen. 

A continuación os ofrecemos alguna de las imágenes recogidas este año.
 Inicio de la Subida partiendo de la iglesia parroquial de Villafría de la Peña

 Viacrucis a la altura de la ermita de San José



lunes, 2 de mayo de 2011

En vísperas de la Subida de la Virgen

Este domingo 8 de mayo dará inicio una nueva temporada en el Santuario de la Virgen del Brezo con la tradicional Subida de la Virgen desde Villafría hasta el Santuario.
Desde este blog vamos calentando motores con un artículo de José Javier Terán Diez publicado en el Diario Palentino en el año 2008 con motivo de esta primera fiesta del año en torno a la Virgen del Brezo. 
José Javier recoge en estas breves líneas el sentido rico y profundo que tiene para estas tierras palentinas la devoción a la Virgen del Brezo.


Cuando el gesto se hace romería 
«La tradición, transmitida de generación en generación, es la que manda»

Esta tierra nuestra, recia y fría en su aspecto visual, pero también emotiva y sufriente a un tiempo, cuyos moradores estamos bastante persuadidos, creo yo, de que nuestro carácter, de manera general, si es que peca de algo es que puede llegar a ser demasiado adusto y disciplinado en ocasiones, nada proclive a las grandes fiestas ni a las grandes demostraciones o manifestaciones exteriores, cualesquiera que sean sus signos definitorios; por lo que en nuestros actos o acciones demostrativas, ya sean de tipo profano o ya de tipo religioso, no llegamos en absoluto al grado de expresión popular que son capaces de alcanzar en tierras del Sur, por ejemplo, donde sin ir más lejos, acaban de celebrar un año más esa entrañable y vistosa peregrinación a la onubense aldea de El Rocío para honrar a la Virgen del mismo nombre, su famosa Blanca Paloma, como seguramente sólo ellos saben hacerlo. Una tradición y unas vivencias que quizá no se puedan llegar a comprender en todo su significado y expresión popular, por más que te lo cuenten con todo lujo de detalles, si uno no participa de ellas y se siente integrado en las mismas de principio a fin. 

Pero no por ello, aquí en nuestra tierra, no vamos a disponer de igual forma de nuestras particulares demostraciones de fe para con la virgen, como lo demuestra, sin ir más lejos también, esa íntima y popular romería, llena de piedad y recogimiento a la vez, que el pasado domingo 11 de mayo tuvo lugar en nuestro norte provincial en honor de la Virgen del Brezo, la primera de una serie de peregrinaciones que la tendrán como protagonista durante el presente año hasta culminar con la más importante de todas ellas el 21 de septiembre, fecha que congrega, allá en plena montaña palentina, en un marco incomparable de belleza por el paisaje tan espectacular que rodea al santuario que le da asiento y cobijo, a una ingente cantidad de personas llegadas desde los más recónditos lugares de nuestra provincia, así como de alguna otra limítrofe; y es que el poder de convocatoria de esta Romería es grande y no se agota en nuestros límites provinciales. 

Aunque ya decimos que por aquí los acontecimientos de este tipo carecen en esencia de la espectacularidad trascendida al exterior que estamos acostumbrados a ver, vía medios de comunicación, procedente de aquellas cálidas tierras, donde se mezclan a cada paso lo profano con lo religioso, pero en una simbiosis que al final es capaz de transmitir una gran carga de fe religiosa digna de emular. En cambio aquí se hace todo esto con un mayor recogimiento interior, en silencio muchas veces, aunque no por ello no se exterioricen también en ocasiones algunos signos de fe, algún tipo de promesa o de acción de gracias por algún bien personal o familiar presuntamente otorgado en un momento determinado por la Virgen a la que se advoca en la romería de que se trate. 

Claro que, sobre todo, es la tradición, transmitida de generación en generación, la que manda en estos eventos. Y quizá nunca mejor que en este domingo de mayo al que nos venimos refiriendo, ha podido ésta verse representada y contrastada de nuevo de forma tan distinta a los ojos del observador, con dos maneras diferentes de demostrar la fe. Si bien en el fondo del corazón de cada una de estas personas latiría a buen seguro un convencimiento parejo en torno a esta figura de la virgen, aunque luego sean un tanto dispares las formas de sentirlo y expresarlo. 

Desde esta perspectiva, que no se les hurte o se les intente cambiar sus formas y maneras de proceder a la mayoría de esos romeros que se hicieron presentes este domingo de mayo en sendas Romerías que, aparte de no entenderlo bajo ningún concepto, sentirían como que, de buenas a primeras, se les está despojando de algo muy arraigado en su interior desde tiempo muy atrás y que, como otras muchas cosas más del día a día, formaría parte de su particular proceder en esa parcela íntima del sentimiento hecho expresión exterior.

JOSÉ JAVIER TERÁN DIEZ